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Por: Víctor R. Hernández
Indudablemente que las manifestaciones de miles de mexicanos, protagonizadas en mas de 32 ciudades del país el sábado 15 de noviembre, incluyendo la Ciudad de México, lanzan un claro mensaje de hartazgo en contra de la violencia, la corrupción y la impunidad, una triada contra la que se llevan decenas de años luchando y que observamos, lejos de debilitarse, se ha revitalizada.

Y dos realidades nos han quedado claras del 15 de noviembre (15N): la primera, que el régimen narcopolítico de Morena, no está dispuesto a dejar el poder, por más que haya evidencias. Segundo, pero también observamos que la sociedad, ahora impulsada por la Generación Zeta, ha tomado la decisión de, a partir de este mes, buscar por todos los medios y el tiempo que dure, derribar a este régimen narco-corrupto.
La Estrategia del Narco-Estado
Desde dos semanas atrás, conforme se acercaba el 15N, el régimen morenista evidenció todo un plan con tres objetivos estrategias:
1- Desprestigiar la convocatoria.
Claudia Sheinbaum, acusó que la marcha del 15 de noviembre de 2025, convocada bajo el nombre de “Generación Z”, fue una operación impulsada y financiada por la derecha nacional e internacional.
- Origen y financiamiento: Sheinbaum afirmó que la manifestación no fue un movimiento auténtico y espontáneo de jóvenes, sino una estrategia digital pagada y coordinada desde el extranjero.
- Actores involucrados: Señaló que perfiles asociados a partidos de derecha, comentaristas conservadores y figuras de la oposición, como el expresidente Vicente Fox, Claudio X. González y Ricardo Salinas Pliego, amplificaron la
convocatoria en redes sociales.
- Estrategia digital: Mencionó que se utilizaron herramientas como videos generados con inteligencia artificial, compra de audiencias y bots para inflar artificialmente la narrativa y la convocatoria a la marcha.
- Propósito: Según la presidenta, el objetivo era capitalizar el descontento y usar políticamente
- hechos lamentables, como el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, para atacar a su administración y al movimiento que representa.

2- Evitar la llegada al Zócalo
Para ello, recurrieron a tres acciones evidentes.
- Una sola entrada: El Zócalo de la Ciudad de México tiene cuatro entradas de las que fueron cerradas tres, dejando libre sólo 5 de Mayo que conduce directamente a la catedral. En un país democrática, el Estado debe de otorgar y garantizar todas las condiciones necesarias para que la sociedad se manifieste, y este no fue el caso.
- Operativo Policiaco: Además de cerrar las calles, el único acceso estaba lleno de policías con el claro propósito de inhibir el ingreso a la plancha, por parte de las miles de familias que con personas mayores y niños, nutrieron la marcha.
- El Bloque Negro: A la entrada al Zócalo, por 5 de Mayo, había enorme láminas de 4 metros de altura sobre las que ya estaban, decenas de jóvenes encapuchados y con vestimenta negra, pretendiéndolas derribar. ¿Ahí para qué si era la entrada? Luego se entendió la maniobra: era una provocación para que los policías les aventaran bombas con polvo tóxico e inhibiera la entrada de las familias y de los ciudadanos participantes.

3- Polvo de extintores y gas lacrimógeno: Pese a esas maniobras de inhibir y desalentar, del gobierno de Claudia Sheinbaum, llegó el momento en que el zócalo registró estar copado en más de las tres cuartas partes. Gases y polvo al por mayor : Y para comenzar a desalojarlos, desde detrás de las vallas metálicas, comenzaron a aparecer gases lacrimógenos y polvo de extintores, dos productos químicamente tóxicos para el ser humano.

- Gases y polvo al por mayor : Y para comenzar a desalojarlos, desde detrás de las vallas metálicas, comenzaron a aparecer gases lacrimógenos y polvo de extintores, dos productos químicamente tóxicos para el ser humano.
- El Enfrentamiento cuerpo a cuerpo: De los gases comenzaron los empujes, las pedradas y las agresiones físicas de ambos lados sin embargo, la presidenta de TODOS los mexicanos, en su conferencia de ayer, sólo presentó las agresiones del Bloque Negro contra los policías. Nunca habló sobre la brutal golpiza que varios ciudadanos, incluyendo mujeres, recibieron de parte de la policías. Niños de ambos sexos también resultaron agredidos con gases lacrimógenos.
En privado, la presidenta y su equipo reconocen que la movilización del sábado superó sus expectativas, no solo en número de participantes, sino en intensidad de los enfrentamientos. Lo que tampoco vieron venir fue el impacto mediático global. Portadas, videos y análisis de CNN, BBC, Reuters, Bloomberg, El País, The Guardian, Los Angeles Times y The New York Times definieron la escena con palabras como “ruptura”, “hartazgo” y “generación sin miedo”. Para un gobierno acostumbrado a controlar la narrativa desde la conferencia matutina, así como el aparato mediático y digital, el golpe fue profundo. La indignación de los jóvenes y los opositores no se quedó en redes sociales, tomó las calles y se volvió noticia internacional.
La respuesta de Sheinbaum fue tan rápida como arriesgada. Desde Tabasco, lanzó que “no hay divorcio entre pueblo y gobierno… somos invencibles. No hay fuerza que nos pueda detener”.
Con esa frase intentó proyectar fortaleza, pero terminó evidenciando desconexión. Porque mientras el discurso oficial hablaba de unidad e invencibilidad, los medios nacionales e internacionales y las redes describían un gobierno sorprendido por la primera rebelión política generacional de su mandato (1).