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Por: Víctor R. Hernández
Mi estimado Rafael Herrera Piedra , en primer lugar doy gracias a Dios porque escuchó nuestras plegarias, y la cadena de oración que iniciamos fue escuchada. Ojalá y Dios nos conceda estar mucho tiempo entre nuestras familias.
Ya en lo terrenal, me permito hacerle algunas observaciones sobre la forma en que se refiere a mi hijo. En su anuncio de regreso, después de haberse muerto, en uno de sus comentarios a sus seguidores se refiere a mi hijo como un “malandrín”.
Primero, la amistad que nuestros hijos construyeron durante largos años, me impide, por respeto y cariño a ellos, ni juzgarlos y mucho menos calificarlos como Usted, lo hace con mi hijo Víctor Hugo . Por ello, no voy a entrarle a esto de atacar a la familia.
En el ámbito profesional, considero que está equivocado. Si Usted cree que durante los sexenios de Ismael y Jorge Herrera, que fue en los tiempos en donde lo conocí como director de comunicación tras bambalinas, permítame hacerle la siguiente precisión: es muy fácil hacer comunicación cuando los recursos son abundantes y no me lo podrá negar que los tuvo a manos llenas.
Cuando guste entramos en detalles. Acuérdese que cuando hay dinero, la incompetencia se maquilla fácilmente; el reto es hacer funcionar la comunicación política con las uñas, y creo que Ud nunca ha trabajado en ese entorno, entonces, está muy lejos para opinar con conocimiento de causa.
Califica a mi hijo de Malandrín. Creo que tiene confusión en ese calificativo.
Malandrín es el que roba y mi hijo no es un ratero como Ud. Malandrín, es el que traiciona a su esposa, a sus hijos, a su familia y a sus amigos, como Ud.
Malandrín es el malagradecido, el que se olvida de los que le han ayudado en los tiempos difíciles, como el que Ud acaba de enfrentar.
Malandrín, es el que anda con los malandros y que es y ha sido cómplice de las malandranadas (asesinatos, secuestros, levantones, negocios). Si no lo recuerda, tengo suficientes elementos para refrescarle la memoria.
Ahora, que “los medios están en crisis de credibilidad y que son bocinas del gobierno”. Ufff, que rápido se le olvida cuando fue jefe de prensa (claro, tras bambalinas, aunque todos lo sabíamos), se dedicó a corromperlos y a perseguirlos. A quitar y a poner conductores a su ocurrencia.
Sostengo que quien menos tiene autoridad moral para hacer una crítica a los Medios, es Usted. Y cuando guste lo detallamos.
Bien dicen, que para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta, y Usted aún la tiene súper larga.
Un abrazo.